sábado, 26 de noviembre de 2011

Algunas de las principales críticas que se hacen al monetarismo son:

"Cada vez menos dinero se reinvierte en la planta productiva y, en cambio, se destinan más cantidades del mismo al servicio financiero, al atesoramiento, a su acumulación. Es decir, gran cantidad de dinero ahorrado, sacado de circulación de los bolsillos del pueblo se reinvierte para pagar el servicio de la deuda".
Para que exista dinero suficiente para cubrir necesidades internas del Estado, necesidades de clases pudientes, etc, es necesario quitar mayores cantidades de circulante a los individuos y a las empresas, pero ello sólo conduce a su quiebra, al momento actual de que es imposible cubrir el creciente servicio financiero. Ello llevará a que se detengan los flujos de efectivo de pago y el sistema, en cadena, se desmoronará.
El monetarismo, es una imposición del Fondo Monetario Internacional de que Bolivia, aunque hunda a toda la población, no deje de cumplir oportunamente el servicio de su deuda.
"La manera de justificar esa restricción del gasto individual en la economía real, es aplicar la teoría de Milton Friedman, donde se parte del axioma metafísico de que el dinero por ser supuestamente el poder de la riqueza, es por sí mismo riqueza''.
Jean Robinson, en ''Economic Heresies", lo explica mejor:
''El pensamiento de Friedman tiene un elemento ultramundano, místico. La mera existencia de una suma dinero de alguna manera impulsa el gasto". Friedman nunca explica por qué, pero sus seguidores como fanáticos, lo dan por sentado, pues el objetivo es permitir a unos cuántos acumular el dinero que se restringe a las mayorías que con su trabajo productivo sí generan riqueza.
El monetarismo es una teoría económica liberal que se desarrolló en la Universidad de Chicago. Su planteamiento más importante es que la oferta monetaria no influye sobre la economía.

Si la cantidad de dinero es aumentada por parte del Banco Central, tendrá sólo repercusión sobre el nivel de precios. La única tarea del banco emisor es aumentar la oferta de dinero al ritmo requerido por el crecimiento real de la economía con el objetivo de evitar la inflación. El crecimiento económico está determinado, por el libre juego de la economía con los factores de producción.

En los años 1980 el gobierno de USA, presidido por Ronald Reagan ("Reaganismo") y la primer ministro británica Margaret Thatcher ("Thatcherismo"), fueron, al menos en forma declamatoria, los más grandes seguidores del monetarismo.

Desde los años 1990 las ideas monetaritas de la conducción de la cantidad de dinero no tienen más significado y fueron reemplazadas por políticas keynesianas sobre la tasa de interés.

El monetarismo fue lo contrario del keynesianismo. Pareció garantizar que nunca habría otra inflación como la de los años 80, pero no ofreció solución alguna al problema de la pobreza.

Los últimos quince años han demostrado que, así como la receta keynesiana estaba mal planteada para enfrentar el desafío de la hiperinflación, el monetarismo no pudo enfrentar los desafíos de las grandes masas empobrecidas.

Una de las muestras más reales fue Bolivia, que pese a tener una aparente victoria, el modelo fracasó, dejando algunos modelos intactos como el manejo que hace el Banco Central del encaje legal. Pero no pudo evitar una gran debacle político social, que terminó por instalar al primer indígena en la historia boliviana en la silla presidencial.

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