sábado, 26 de noviembre de 2011


MONETARISMO MODERNO-

Mi Conclución...

Es indiscutible que durante la última década se ha producido un progresivo proceso de pérdida de interés, por parte de los banqueros centrales y académicos especializados en temas monetarios, por seguir los movimientos del dinero. Así, la popularización de reglas de política monetaria del tipo propuesto por Taylor , ha dejado atrás la estimación de funciones de demanda por dinero y la evaluación del equilibrio en el mercado monetario. Ello, contrariamente a lo recomendado por el propio Taylor, quien visualiza las mencionadas reglas de tasas de interés como una herramienta útil para el manejo monetario de corto plazo, en un contexto donde se reconoce el carácter monetario de la inflación.
Este proceso de desinterés por el papel del dinero no es nuevo en la profesión. De hecho en las décadas de los 50s y 60s se observó algo similar, cuando predominaba la noción de que existía una "curva de Phillips" estable. Sin embargo, a partir de comienzos de los 70s, tras la comprobación de que existían presiones inflacionarias de cierta importancia en las economías industrializadas, se recuperó la popularidad en la teoría cuantitativa como marco de referencia para estudiar la inflación, al tiempo que se implementaron programas de estabilización cuyo ingrediente esencial era una moderación en el ritmo de crecimiento del dinero.
Muchos de los desarrollos recientes en el campo de la macroeconomía, representan un esfuerzo de alcanzar una elaboración más precisa y sistemática de la forma en que la política monetaria afecta el equilibrio de corto plazo. Sin embargo, estas no necesariamente representan un enfoque contradictorio con el "monetarismo", en tanto estos desarrollos tienen por finalidad la elaboración de un cierto marco para la administración de la política monetaria en el corto plazo, considerando que: i) de alguna forma la política monetaria deberá reaccionar a los cambios que observen los principales agregados macroeconómicos, y; que la relación entre dinero e inflación puede diluirse en el corto plazo. No obstante, es necesaria una lectura cuidadosa de estos modelos, los que en algunos casos carecen de una fundamentación teórica sólida, puesto que más que teorías de la inflación o el producto real, estas representan ecuaciones reducidas de planteamientos más generales, los que también se encuentran sujetos a controversias. Por otro lado, la consideración de ecuaciones como las teorías alternativas del producto y la inflación, requiere de un trabajo más amplio de evaluación empírico y desarrollo teórico, para que sea posible sentenciar el "fin del monetarismo".

POLÍTICA FISCAL VERSUS POLÍTICA MONETARIA

A partir de la idea de que la economía está siempre en pleno empleo, el análisis prekeynesiano neoclásico sostenía que los cambios en la política fiscal eran intrascendentes para la determinación de la producción y del empleo; la política de gastos e ingresos del Estado sólo puede alterar la composición del producto y del empleo total entre el sector privado y el gubernamental, desplazando los recursos productivos de un sector a otro. Otros dos elementos del esquema teórico neoclásico apuntalan el concepto de esterilidad de la política fiscal: 1) la proposición de que un 
déficit presupuestario es equivalente a un aumento de la tasa de impuestos en el futuro, lo cual conduce a una disminución del gasto en consumo que neutraliza el impacto del déficit sobre el gasto agregado, y 2) el supuesto de estabilidad de la velocidad de circulación del dinero de donde se infiere que sólo los cambios monetarios son capaces de modificar la demanda agregada.Keynes no le dedicó mucho espacio en la "Teoría General" a la discusión de la política fiscal, pero su estructura analítica puso en bancarrota la idea neoclásica de impotencia de la política presupuestaria del Estado. En efecto, ni la economía de Keynes es una de pleno empleo, ni la velocidad de circulación del dinero es estable, ni el déficit publico es necesariamente una promesa de mayores impuestos, puesto que el déficit puede movilizar la producción y ésta, a su vez, generar mayores ingresos al erario publico sin cambios en la tasa impositiva. De su esquema conceptual Keynes concluyó que la política fiscal no sólo era un útil instrumento de regulación de la demanda agregada, sino también que, en determinadas circunstancias, podía ser aun más eficiente que el instrumento monetario para tal propósito. Estas circunstancias son, básicamente, las dos siguientes: 
1) cuando las variaciones monetarias son neutralizadas por un desplazamiento en la preferencia por la liquidez de manera que la tasa de interés se mantiene invariable, y 
2) cuando la inversión es insensible a los cambios en la tasa de interés. Estas dos posibilidades de bloqueo del mecanismo monetario hicieron que Keynes se mostrara "un poco escéptico respecto al éxito de una po1ítica puramente monetaria dirigida a influir sobre la tasa de interés". Este mensaje de escepticismo, más el resultado de algunas investigaciones empíricas posteriores que sugerían la inelasticidad - interés de la inversión, condujo a muchos keynesianos a privilegiar de modo casi exclusivo a la política fiscal frente a la monetaria, como medio para el control de la demanda global.

TEORIA CUALITATIVA DE LA MONEDA

El dogma liberal se ha basado siempre en la teoría cuantitativa. Para ella el valor de la moneda es homogéneo e igual en toda nueva emisión, y por tanto sea cual sea el destino de la creación de moneda, siempre esta creación favorece la inflación. Por ello la teoría de Friedman tiende sistemáticamente a restringir el crédito y controlar por tanto la 'expansión' de la economía.
Para la teoría cualitativa de la moneda sostiene que el nivel de precios P no depende tanto de la cantidad de moneda M como de la calidad del uso de la nueva creación de moneda. De forma que si se genera moneda con fines productivos no solo no es inflacionaria esta nueva moneda sino incluso puede ir contra la inflación.
Esta diferencia tiene repercusiones enormes en todo el proceso económico. Frente a la restricción del crédito, los altos intereses y consecuentemente el nivel del paro alto ligado al nivel alto del interés del dinero (dificultades a la inversión), la aplicación cualitativa de la moneda indica que crear dinero por parte del Estado (dar créditos baratos) es precisamente la mejor cura para la recesión y el paro SI ESE CREDITO SE ASIGNA CUALITATIVAMENTE A PROCESOS PRODUCTIVOS.
Todo ello no solo lleva a controlar el paro y reactivar la economía, sino también a abaratar el dinero evitando las deudas inmensas del Estado. Y solo exige una cosa: que el dinero favorezca las actividades productivas.
Los problemas por los cuales el mundialismo liberal se niega a aplicar estas fáciles conclusiones son básicamente:

* Abaratar el crédito va contra los intereses de la finanza mundial. Si los Estados generan dinero no lo piden a la Banca mundial y no se endeudan, con lo que la finanza pierde el control político de los Estados.
* La clase política está interesada en usar el dinero en gastos electoralistas, en gastos públicos 'no productivos'.
* El derroche y la malversación de fondos públicos hace que el uso del dinero creado por el Estado en factores realmente productivos (orientándolos a la empresa privada) vaya contra el deseo político de las partidocracias de gastarlo en paliar el déficit público generado por el malgasto, la corrupción y la mala administración.
* La teoría liberal de que no se puede favorecer un sector frente a otro (horror al intervencionismo estatal político) domina las mentes de los economistas oficiales.

Algunas de las principales críticas que se hacen al monetarismo son:

"Cada vez menos dinero se reinvierte en la planta productiva y, en cambio, se destinan más cantidades del mismo al servicio financiero, al atesoramiento, a su acumulación. Es decir, gran cantidad de dinero ahorrado, sacado de circulación de los bolsillos del pueblo se reinvierte para pagar el servicio de la deuda".
Para que exista dinero suficiente para cubrir necesidades internas del Estado, necesidades de clases pudientes, etc, es necesario quitar mayores cantidades de circulante a los individuos y a las empresas, pero ello sólo conduce a su quiebra, al momento actual de que es imposible cubrir el creciente servicio financiero. Ello llevará a que se detengan los flujos de efectivo de pago y el sistema, en cadena, se desmoronará.
El monetarismo, es una imposición del Fondo Monetario Internacional de que Bolivia, aunque hunda a toda la población, no deje de cumplir oportunamente el servicio de su deuda.
"La manera de justificar esa restricción del gasto individual en la economía real, es aplicar la teoría de Milton Friedman, donde se parte del axioma metafísico de que el dinero por ser supuestamente el poder de la riqueza, es por sí mismo riqueza''.
Jean Robinson, en ''Economic Heresies", lo explica mejor:
''El pensamiento de Friedman tiene un elemento ultramundano, místico. La mera existencia de una suma dinero de alguna manera impulsa el gasto". Friedman nunca explica por qué, pero sus seguidores como fanáticos, lo dan por sentado, pues el objetivo es permitir a unos cuántos acumular el dinero que se restringe a las mayorías que con su trabajo productivo sí generan riqueza.
El monetarismo es una teoría económica liberal que se desarrolló en la Universidad de Chicago. Su planteamiento más importante es que la oferta monetaria no influye sobre la economía.

Si la cantidad de dinero es aumentada por parte del Banco Central, tendrá sólo repercusión sobre el nivel de precios. La única tarea del banco emisor es aumentar la oferta de dinero al ritmo requerido por el crecimiento real de la economía con el objetivo de evitar la inflación. El crecimiento económico está determinado, por el libre juego de la economía con los factores de producción.

En los años 1980 el gobierno de USA, presidido por Ronald Reagan ("Reaganismo") y la primer ministro británica Margaret Thatcher ("Thatcherismo"), fueron, al menos en forma declamatoria, los más grandes seguidores del monetarismo.

Desde los años 1990 las ideas monetaritas de la conducción de la cantidad de dinero no tienen más significado y fueron reemplazadas por políticas keynesianas sobre la tasa de interés.

El monetarismo fue lo contrario del keynesianismo. Pareció garantizar que nunca habría otra inflación como la de los años 80, pero no ofreció solución alguna al problema de la pobreza.

Los últimos quince años han demostrado que, así como la receta keynesiana estaba mal planteada para enfrentar el desafío de la hiperinflación, el monetarismo no pudo enfrentar los desafíos de las grandes masas empobrecidas.

Una de las muestras más reales fue Bolivia, que pese a tener una aparente victoria, el modelo fracasó, dejando algunos modelos intactos como el manejo que hace el Banco Central del encaje legal. Pero no pudo evitar una gran debacle político social, que terminó por instalar al primer indígena en la historia boliviana en la silla presidencial.
Teoría formulada por Milton Friedman en la década del ‘60 (Universidad del Chi­cago). Se basa en el liberalismo y es una reacción al Keynesianismo. Su preocupación máxima es la inflación la cual, dice Friedman, es un problema estrictamente monetario.
La inflación se produce, según el monetarismo, porque hay más dinero en circulación (en la calle, en manos de la gente) del que debería haber de acuerdo a las reservas del Banco Central y a la actividad económica en general. Por ejemplo: Si existen reservas por 10.000 millones de dólares, la cantidad de dinero circulante por el país en pesos no debería superar tal cifra. Si hay más, ese dinero no tiene respaldo y vale menos.
Para evitar que exista más dinero circulante que las reservas, propone que la oferta monetaria crezca un porcentaje fijo, constante e inamovible, que sea bajo para evitar la inflación pero que se ajuste al crecimiento del país a largo plazo (ya que no se puede controlar la circulación monetaria día por día de acuerdo a la actividad económica real).
Además, el monetarismo sostiene que se debe eliminar el déficit público (es cuando un gobierno gasta más dinero del que recauda por impuestos) y evitar, con una buena legislación, a los monopolios, oligopolios y a los sindicatos porque interfieren en el funcionamiento del mercado de trabajo (que debe ser libre y sin intervención estatal).

El Monetarismo.

Es la rama o vertiente del pensamiento económico, el cual se ocupa de los efectos del dinero sobre la economía en general. Esta ha ejercido gran influencia en numerosos economistas y, de hecho hay una escuela del pensamiento económico, (la Escuela de Economía de Chicago), que generalmente es conocida como ''Monetarista''.
Pero existe una situacion que impide que se llame al monetarismo como escuela y es que existen por los menos dos interpretaciones de modelo económicos generales de forma en que la oferta de dinero afecta a distintas variables, tales como el empleo, los precios y la producción.
El monetarismo tiene una larga tradición en la historia del pensamiento económico: pueden encontrarse explicaciones detalladas y muy sofisticadas sobre el modo en que un aumento de la cantidad de dinero afecta a los precios, y a la producción a corto plazo, en los escritos de mediados del siglo XVIII de economista irlandés Richard Cantillon y del filósofo y ecomista escocés David Hume.
Sin embargo, los orígenes del monetarismo moderno se pueden trazar a la propuesta por John Stuart Mill de la dependencia general de los precios sobre la cantidad del dinero en circulación que sugiere que el nivel general de precios se relaciona con la cantidad de dinero multiplicada por su velocidad de circulación.